Saturday, June 11, 2011

The Browning of America

Yesterday I had to explain to my colleagues what is that of being Hispanic or Latino. Not surprisingly, with a category as contrived as this classification, and used to divide by race, the first thing that crosses their minds is that Latino is a race. No. It is an ethnicity, a culture. Latinos can be of any race, national origin, religion and ancestry. So I do not quite understand when the media are bent about the browning of America. And it is not that it is not so, but it seems a reductionism that we not only ignore and even reproduce, opening wide the doors to perpetuating stereotypes. I have Latino friends of all colors and judging from the mixtures that they are creating, I do not necessarily know if we Latinos will darken or lighten this nation. Regardless, it would be very dignifying that when thinking or speaking of us Hispanics, more than the skin color (debatable) will come out to the front as the defining feature and characteristic of the Latinos. Because to be honest, neither the color, nor the outward appearance is what counts to weight the influence of the Latino population. At this point, It is common knowledge  that in 25 years, 1 in 4 people in the United States will be Latino. This brings up this question: What is the quintessential feature of Latinos beyond skin color or physical appearance so ubiquitous that the general population will recognize it? We like to puff out our chest with the cultural values ​​that fill us with pride:  love for family, friendship, dedication to work. But these noble values ​​ seem not to be the indicators that seduce public policies that could catapult the influence of Latinos. It occurs to me that the indicators that measure our impact are: 1-political participation, 2-buying power, 3- educational level, 4-economic activity, 5-credit capacity. So I propose is that we familiarize ourselves with these data because I repeat, very soon, the here and now will be a very different reality. Being at the center or at the periphery of such a reality will depend on us. How we name ourselves, how we see ourselves, the language we speak. And I'm not talking about abandoning our beautiful language; I’m rather speaking of language as action, leading and communicating in a way that makes us visible (because we are already in sight). If we fall to do this, we’ll be seen as a chromatic phenomenon.  I propose  informing  ourselves on the indicators that count and participate in the community and civic life of our nation. Only then the browning of America will be valuable.

El Oscurecimiento de Los Estados Unidos
Ayer tuve que explicar  a mis colegas que es eso de ser hispano o latino. No es de sorprenderse con una categoría tan rebuscada como esta clasificación, y acostumbrados a dividir por razas, que lo primero que se les cruza es que latino es una raza. Y no. Es una etnicidad, una cultura. Los latinos podemos ser de cualquier raza, país de origen, religión y descendencia. Por eso no entiendo muy bien cuando los medios se empecinan hablar del oscurecimiento de América. Y no que no sea así, sino que me parece un reduccionismo al que no solo no reaccionamos, sino que también reproducimos y por ahí abrimos de par en par las puertas al estereotipo. Tengo amigos latinos de todos los colores y a juzgar por las mezclas que están creando, no sé si necesariamente nos van oscureciendo o aclarando como nación. Como fuera, sería muy dignificante que al pensar en nosotros los hispanos, algo más que el color (debatible) de la piel saliera al frente como rasgo definitorio y característico de lo latino. Porque siendo honestos, no será el color, la apariencia externa lo que cuente a la hora de pesar la influencia de la población latina. Es vox populi a estas alturas que para dentro de unos 25 años, 1 de cada 4 habitantes de los Estados Unidos será latino.   Lo que propone la siguiente pregunta: ¿Cuál es la característica por excelencia de los latinos más allá de su apariencia? A nosotros nos gusta hincharnos el pecho con aquellos valores que nos llenan de orgullo, como el amor a la familia, el valor de la amistad, la dedicación al trabajo. Pero nobles valores estos parecen no ser indicadores que seduzcan políticas públicas que catapulten la influencia de ese grupo. Se me ocurre que los indicadores que cuentan para medir la influencia son:  1-la participación política, 2-el poder de compra, 3-el nivel de educación, 4-la actividad económica, 5-la capacidad de crédito.  Lo que propongo es que nos familiaricémonos con estos datos porque repito, la ahora viene, en que el aquí y ahora serán realidades muy diferentes. Estar al centro o en la periferia de tal realidad dependerá de nosotros. De cómo nos nombramos, de cómo nos vemos, del lenguaje que hablamos. Y no estoy hablando de dejar nuestro bello lenguaje, hablo de actuar, conducirnos y comunicarnos de un modo que nos haga visibles (porque ya estamos a la vista). De lo contario se nos verá como un fenómeno cromático. Lo que propongo es informarnos y participar en la vida comunitaria y cívica de nuestra nación. Solo así el oscurecimiento de América será algo valioso.